Desde niñas nos enseñaron a buscar al hombre perfecto.

Nos enseñaron que tenía que ser guapo, tener estudios, que fuera alguien importante. Que fuera como un principe azul, cariñoso, rico, que te hiciera sentir especial, ser romántico pero no empalagoso, inteligente, sincero, detallista, divertido. Que nos quisiera por encima de todas las cosas, que cada minuto pensara en ti, que se llevara bien con tu madre, con tus amigas,que fuera encantador, que nos sacara una sonrisa todos los días, que estuviera dispuesto a lograr lo imposible por nosotras y BLA BLA BLA.
Y todo este rollo para después quedarnos con el primer tonto que se nos cruza.