Todos necesitamos espejos para recordarnos a nosotros mismos quienes somos.

viernes, 6 de mayo de 2011

Adios.

Qué fácil me llegas. Y qué triste el adiós.Y ver que tu mirada ya se aleja.

Ni siquiera puedo consolarte. Aunque no sé lo que daría yo
por tenerte al menos otro instante. El extraño soy yo. Aquí, diciendo adiós.
Es el final que no quisimos, pero que llegó al decir adiós.
Mi vida, mi vida, dime, ¿qué pasó para que todo fuera tan distante?
¿Y qué pasó para que creernos que ya todo terminó?
¿Por qué no nos dijimos nada antes?
Nos queda al menos lo vivido y el decir adiós, sólo el decir adiós.
Lo que la lluvia nos enseña. Lo que nadie puede escribir.
Lo que se escucha cuando tiemblas. Lo que te acercará hasta mí.
Igual que entonces será siempre. Lo que dejaste sigue ahí.
Todos los sitios, los diciembres están donde los escondí.
Las cosas pierden su sentido si no me llevan hasta ti.
Y no te miento cuando digo que tu mirada sigue aquí.
Que algunas noches me recuerdes. Que no me dejes de sentir.
Yo andaré cerca por si vuelves esas palabras a decir.

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